Amor en el campamento de verano

El resto fue hermoso y lo seguirá siendo. ¿Vivieron felices por siempre? Puede ser...

Viajé por primera vez a un campamento de adolescentes con mi mejor amiga y me sentía emocionada de poder conocer más gente y hacer nuevas amistades. En ese febrero él y yo nos conocimos. Pero era como si nada, era una relación normal de amistad. Luego de ese campa seguimos viéndonos en salidas, junto con otros amigos más.

Todo empezó al año siguiente, otra vez la campa adolescente. Esta vez fue muy diferente. Él y yo nos hicimos más amigos, y la segunda noche de la campa, me llevó atrás de una de las habitaciones que había en el establo, el único lugar iluminado por una lamparita en todo el lugar a esa hora. Me tomó de las manos y me dijo: -“No sé cómo decirte esto, pero sus una chica muy linda y al mismo tiempo estás loca. Todo el tiempo alegre y arriesgada. Me volvéis loco.” Y añadió “Quermés ser mi novia?”. En ese momento se me aceleró el corazón como nunca y contuve las ganas de gritar de emoción, porque a decir verdad, siempre me había parecido el chico más lindo sobre la Tierra. Y le dije: – “Lo voy a pensar” con una sonrisa cómplice en mi rostro. Obviamente, como mujer femenina que soy, me hice desear aún más.

Él me miró con ganas y un poco de desánimo, pero yo seguía sonriéndole. Tomé de su mano y cada uno nos fuimos a nuestra carpa para dormir. Al día siguiente, era un día lluvioso, y sobre todo a la tarde. Llovía torrencialmente, parecía que el cielo se iba a caer. Y qué mejor cosa se me pudo ocurrir a mí? Terminar lo que había comenzado la noche anterior. Estaba yo en el campo yendo hacia el edificio con techo al que iban todos para protegerse de la lluvia. Vi que a unos metros adelante mío estaba él. Corrí, le tomé de la mano y lo llevé al mismo lugar que me había llevado él. Que por cierto, no estaba cubierto y la lluvia nos daba con todo.

Él me miró expectante y le dije: – “No quiero ser más tu amiga”. A lo que él respondió: – “¡¿Qué?! Pero yo te amo. Te juro que te amo. Déjame demostrarte que te puedo hacer muy feliz. Encima te lo dije y ahora ni tu amigo puedo ser. Por favor no. Te prometo…te prometo lo que quieras, pero por favor no me hagas esto.”

– “Espera. No quiero ser más tu amiga… porque quiero ser más que eso” dije.
A partir de ese momento todo pasó muy rápido y fue verdaderamente apasionante. Apenas dije esto, me tomó con ambas manos de la nuca y me besó. Fue un beso largo, bajo la lluvia.

Cuando terminó ese beso que, claramente no iba a ser el último, me sonrió con esa sonrisa perfecta que él tiene, me tomó de la mano y fuimos hasta el edificio para cubrirnos de la lluvia y secarnos.

El resto fue hermoso y lo seguirá siendo. ¿Vivieron felices por siempre? Puede ser.

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