Historia de amor y desamor

Le había dado mi estocada final, mi decisión de renunciar a la empresa en la cual él era mi jefe...

Anoche me sumí entre sus brazos. Ambos desnudos en la esquina de la cama mientras escuchábamos música y dejábamos pasar el tiempo como si no importara nada más. Hace un momento habíamos hecho el amor como nunca antes. Para algunos puede sonar común esta escena. Especialmente para los que no saben lo que hay detrás de esta historia.

Ese hombre con el que estaba no era mi novio, no era mi amigo, no era mi amante furtivo, no era mi confidente, en fin, no era la persona con la que debía estar. La verdad es que ahora ni siquiera sé quién es para mí.

Era un sábado a las 11:30 pm, mientras dormía plácidamente en mi cama, me despertó el teléfono sonando. Lo primero que pensé es que debía ser mi novio que por alguna razón quería hablar conmigo. Pero realmente me sorprendí cuando vi el nombre de el en la pantalla.

  • – Alo?
  • – Hola, que haces?
  • – Pues… dormir
  • – Mmm yo estoy cerca de tu casa y pensé, “¿será que estará juiciosa en su casa?”
  • – Resulta que si lo estoy
  • – ¿Paso por ti en unos minutos?
  • – Vale. (no se me ocurrió más que decir)

Antes de esto había pasado mucho tiempo en el cual habíamos guardado un silencio y un distanciamiento grande entre los dos. Teníamos muchos sentimientos encontrados que debíamos aclarar antes de volvernos a hablar. Y fue esa noche. En la que por fin tuvimos la valentía necesaria para confesar nuestros males, reflexionar acerca de lo que había pasado en un año en el cual muchas cosas hicimos y dejamos de hacer. Nos quisimos como amigos, como compañeros, colegas, como cómplices y como amantes también. Nos acompañamos en momentos de soledad y tristezas con nuestras respectivas parejas, nos aconsejamos, nos motivamos, hasta nos herimos y nos traicionamos.

Me llevo al bar donde habíamos salido la última vez. Donde hace dos meses atrás le había dado mi estocada final, mi decisión de renunciar a la empresa para la cual trabajaba y en la cual él era mi jefe. Donde le había dicho que me iba de su lado cuando el menos lo esperaba, cuando más éxito estábamos obteniendo. Allí mismo, me confeso con profunda sinceridad lo mucho que le había dolido esto, lo mucho que se arrepentía por haberse equivocado conmigo, por haber permitido que me fuera, lo mucho que le hacía falta, – no solo en su trabajo, sino en su vida- lo mucho que sabía que había perdido. También me conto como seguía su vida, ya sin su novia, y tratando de extirpar todos sus errores del pasado. También me preguntó sobre como seguía yo. Inconscientemente sé que deseaba fervientemente darse cuenta que mi vida no iba bien, que las expectativas que tenía no se hubieran cumplido, que me hubiera dado cuenta que mi relación con mi novio y mi decisión de seguir adelante aparte de él había sido un error.

Y mientras lo escuchaba y trataba de explicar mi decisión de haber dejado el proyecto de vida que tenía y del cual el hacía parte; dentro mí solo recordaba aquella noche. Aquella noche en la cual en medio del mar caribe, en un barco de ensueño, al cual habíamos ido de convención; yo lloraba, mi corazón se estremecía, no podía conciliar el sueño ni la paz al saber que me había sido desleal. No puedo decir que me traiciono porque esa palabra queda grande en una relación sin nombre. El que me traiciono fue mi corazón. Al confiar en un hombre del cual no me podía fiar, al dejarme llevar por su pasión sin medir consecuencias como las que estaba sufriendo en ese momento. Recordaba que mi único consuelo en ese momento, fue mi sed de venganza, fue adquirir en mi ese deseo intenso de verlo arrepintiéndose de lo que hacía. De verlo dándose cuenta que yo no era una mujer más, que yo valía mucho más de lo que él pensaba, y que podría llegar a ser tan importante para el como nunca lo podría imaginar.

Por eso estaba allí. Ese era mi momento. Por lo que trabaje y luche mucho tiempo. Lo que tanto había deseado. Por lo que hice lo impensable, lo que muchos nunca llegaron a imaginar, por lo que deje la empresa que tanto quería. Esa noche por fin obtuve mi recompensa.

Lo que no puedo entender, es porque si obtuve lo que quería, volví a caer nuevamente en él. Después de haber dicho lo que habría de decirse. Lo único que le quedo fue acercarse lentamente a mí. Seducirme con sus besos y con sus caricias. Termine en su casa, haciendo el amor, y luego acobijada por sus brazos, desnudos mientras escuchábamos música como un par de… No lo quiero decir.

Lo extraño es que ya no tenemos nada que nos una, ni nos ate. Ya no tenemos una relación laboral. Ya no tenemos una relación de amantes. Ya no teníamos rencor el uno por el otro. Se supone que nuestra historia ya había llegado a su fin, pero en ese momento, sentí que más que un final lo que había era un… comienzo?

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1 Comment

  1. says: Saúl

    La verdad me encanta solo por la pasión que hay en las persona que se separan al leer eso me doy cuenta que cuando las persona que ama a alguien se aleja de ti simple mente la extrañas hasta cierto punto enserio me
    encanto

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