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Yo rompí mi propio corazón.

Actualmente soy un chico que intenta cumplir sus sueños, sueños de lograr ser un escritor importante y un actor de teatro reconocido. Hoy no te contaré sobre mis sueños y aspiraciones en la vida, pero sí te contaré una historia de amor (no es ficticia, es real)

A todos nos rompen el corazón por lo menos una vez en la vida, si no te lo han roto, felicidades, te tengo noticias: aún no lograste amar y ser amado.

Los cambios son invidentes, no nos miran y no los podemos ver, simplemente se atraviesan en nuestra vida. Yo. Yo rompí mi propio corazón, me enamoré de esa chica cuya estatura no era más de un metro con cincuenta y cinco, gustos diferentes y cabello corto, se podría decir que fuimos el uno para el otro, yo felicidad y ella amargura, polos opuestos. Nuestra relación sólo duró dos meses. Resultados… yo me convertí en el amargado y ella en la chica feliz. Me engañó con uno de sus amigos. Obvio yo quise volver con ella, pero ella no estaba segura de hacerlo. Pasaron los meses dejamos de vernos, pero yo seguía enamorado, -que tan seguido se enamora un hombre y se entrega de verdad- en fin dos años después nos encontramos en el instituto, mi maestra de actividades culturales solicitó mi cambio de turno del vespertino al matutino. Gritó mi nombre desde el segundo piso, bajó las escaleras con prisa y se lanzó a mis brazos. Lo admito, sentí que aun la amaba.

Hablamos por un largo periodo, ella preguntó si había tenido novias después de ella. Le dije la verdad – sí, tuve dos novias después de ti- guardó silencio por unos segundos, ese silencio incómodo que no sabes cómo hacer que desaparezca – ¿las quisiste?- preguntó sin darle mucha importancia, como si fuera una pregunta obligatoria – claro-

Pasó el tiempo y fue poco lo que hablé con ella, a pesar de que estuvimos a unos salones de distancia fue como si no existiéramos, inclusive nos miramos en los pasillos mientras caminábamos y seguíamos ignorándonos. Fue obvio, yo conocí personas nuevas y ella conoció otras personas. Por mi parte yo conocí a esta chica la cual describiré como: la chica del pelo rojo, Por parte de ella… no conoció a nadie más, solo hizo amigos.

El semestre pasó y los exámenes finales estaban cerca por lo cual decidí llegar temprano a casa para poder estudiar, y sucedió. Mientras caminaba hacia la parada del autobús, nos encontramos, ella y yo, cara a cara, ahora no había forma de ignorarnos uno al otro
-Hola- dije obligatoriamente.
-Hola- contestó.

Continuamos hablando, hasta que llegó el momento de la despedida, el autobús que me llevaría a casa se acercaba. Me abrazó y besó cerca de los labios, yo quedé perplejo y ella dio media vuelta pero no dio paso alguno.  Yo miraba su espalda, el autobús estaba atrás de mí, era la oportunidad de subir e irme mirando por la ventana como en las películas, pero no. Tomé su mano, la volteé hacia mí y nos besamos, fue un beso largo, recuerdo sus palabras y cada vez que lo hago escucho su voz hablar en mi mente.
-Tenía mucho sin besar a alguien
-¿Enserio? ¿Desde cuándo?- dije
-Sí, em, contigo

No supe qué decir, simplemente la volví a besar. Era obvio que seguía amándome, pero yo no podía decirle que ese beso me hizo entender que ya no sentía algo por ella. Llegué a mí casa y lo entendí, después de mucho tiempo, ya no la quería y ahora me gustaba esa chica de cabello rojo.

Pasaron las vacaciones y como de costumbre no hice nada hasta el primer día de clases.  (Aquí empieza mi verdadera historia amor, esa historia que vale la pena contar, lo anterior solo fue un prólogo, para que entiendas qué sucedió para que un aspirante a escritor se volviera frío en los temas del amor, terminaré de contarla cuando logre dejar de sollozar al escribirla y el sueño que me provoca escribir a altas horas de la noche desaparezca).

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6 Comments

  1. says: josé arqueta

    las istorias de amor en algo hermoso q le queda auno pero abeses esa historia d amor a pedas comiensa para otros y para otros sique ..xq para ami lla se acabo ….

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