Nada que ver conmigo

No sé cómo ni por qué terminé enganchándome a él.

Una vez conocí a un chico que no tenía nada que ver conmigo: ni por gustos, ni por forma de ser, ni de vivir, ni de nada. Totalmente opuestos. Encima él tampoco tenía una forma de vida que a mí me gustara, ya no era lo malo que fuésemos contrarios, que no tiene que ser malo necesariamente, sino que es que no llevaba una vida demasiado ordenada, ni sana, ni nada.

Pero no sé cómo ni por qué terminé enganchándome a él de una forma que nunca podría haber imaginado. Con él me olvidaba de los problemas que tenía y me metía en una burbuja de no pensar que me hacía sentir bien. Claro que hacía cosas que no compartía para nada pero también sabía que aquello no era más que lo que era y que no podía pretender nada más.

Fue una relación que empezó con un tira y afloja divertido y terminó con una historia muy pasional y divertida. Duró lo que duró y fue lo que fue, pero durante ese tiempo me lo pasé genial.

Él era un chico con una apariencia y comportamientos prepotentes y chulescos, a veces insoportable, después en la intimidad se convertía en un chico sincero y bastante sensible, solo era una fachada que se ponía para no sufrir ni involucrarse con nada, a mí lo que más me gustó es que se abriera conmigo y conocer esa parte suya más personal, me hizo aprender también qué tipo de cosas no querría nunca en mi vida y con quien no podría tener una relación estable, pero de todo se aprende y hay que saber sacar lo bueno de cada cosa, y fue mucho, porque me lo pasé genial con él en una especie de “amor de verano” que nos hizo pasar días muy divertidos.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *